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MEÜS EXPOSED

Constantemente me veo enfrentado a tener un diálogo personal y buscar distintas salidas a un tema que por muchas ocasiones me ha generado un buen debate con quienes gustan cuestionar esta industria. Lo cierto es que si el tema lo vemos con ojos superficiales la moda no lo es, por supuesto, si hablamos de marcas industrializadas que obedecen a un plan de mercadeo o en su forma más simple, vestirnos para vivir el día y llenar una necesidad humana.

Pero antes de que nos rasguemos las vestiduras podemos por favor formularnos ¿Qué sucede entonces cuando el tema va más allá del simple hecho de solo vestirnos? ¿Qué es lo que hace que los grandes museos de arte dediquen meses enteros a exhibir piezas de vestuario?

Siendo así, me atrevo a decir y a defender con fervor que la moda no solo es vestuario y tendencias de revista. Es un vehículo de expresión capaz de congelar momentos de nuestra historia, expresar sentimientos y en el más puro de los casos, cambiar vidas.

Hace unas semanas tuve el gusto de participar en la reciente exhibición de Sofía Contreras con su marca MEÜS en galería EXTRA, un espacio promovido por una de las galeristas más reconocidas en el medio: Silvia Obiols de Tres. La muestra recorrió cada una de las colecciones diseñadas por Sofía, diseños que más allá de ser vestuario, han narrado historias personales de quienes hilo a hilo crearon cada pieza. Inanibus convexa con una narrativa casi post apocalíptica; piezas elaboradas a partir de denim reciclado combinado con lana en su estado más natural. Sociétas; un hermoso diálogo gráfico y visual entre Sofía Contreras, Nelly Rose (diseñadora con quien colaboró en esta colección) y las tres comunidades de mujeres artesanas mayas que elaboraron desde cero cada una de las piezas con materiales reciclados y no dañinos para el ambiente y Blind Senses (con colaboración gráfica del artista Luiso Ponce), una colección pensada y desarrollada en conjunto con personas no videntes: texturas para diferenciar los frentes y reveses, sistema braille para identificar información de cuidado en las prendas, métodos de acceso fácil para que el usuario pueda vestir sin ayuda e incluso patronajes que resguardan de visibilidad partes del cuerpo de mujeres no videntes para reducir las posibilidades de que sufran acoso sexual en las calles. Todo unificado bajo una paleta de color monocromática con un único acento: el fucsia. Al preguntarle a Sofía el porque de esta decisión me comentó que una de las mujeres que ayudó a desarrollar la colección a pesar de no tener visión tenía una predilección por este color; el fucsia en su fonética le transmitía alegría y emoción.

Concluyendo entonces sobre si la moda puede considerarse arte, me gusta responderlo de la siguiente forma: ¿Consideras arte los cuadros de girasoles y puestas del sol que están en el kiosco del sótano del centro comercial listos para adornar cualquier sala o comedor?

NY